Antiguamente, en la capital salmantina, había un
día en que el llamado Padre Putas iba a recoger
en una barca a las prostitutas que hasta después
de Semana Santa habían sido apartadas al otro
lado del río Tormes. Ese día, llamado “lunes de
agua” se sigue celebrando en toda la provincia,
siendo el hornazo el protagonista de una jornada
de comida campestre.
El
hornazo, que se consume también durante el resto
del año, es una masa hecha de aceite, leche,
agua, vino blanco, aguardiente, huevo, harina,
levadura y sal, dentro de la cual hay piezas de
chacina, como chorizo, lomo y jamón.
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